Entiende lo que te pasa

Muchos problemas emocionales, como la ansiedad o la depresión, nacen de experiencias del pasado que tu cerebro no pudo procesar correctamente. Esto ocurre cuando vives algo que te desborda: desde un gran trauma (un accidente, una agresión) hasta situaciones de estrés mantenido o heridas de la infancia (críticas, humillaciones o sentirte invisible). Incluso un pequeño susto o un gesto que de niño/a te pareció injusto puede ser suficiente.

Normalmente, tu cerebro procesa y archiva lo que vives. Pero si la experiencia es demasiado intensa o te pilla en un momento vulnerable, el recuerdo queda «encapsulado», como congelado en el tiempo. Este recuerdo atrapado contiene toda la carga original: la emoción, las sensaciones físicas y las creencias negativas que creaste en ese instante («No soy válido», «La culpa es mía», «No merezco que me quieran»).

El problema es que, aunque esté guardado en tu inconsciente, cualquier cosa en tu presente que se le parezca (un olor, un tono de voz, una imagen) lo «despierta». De repente, sientes toda esa angustia o tristeza del pasado sin entender por qué, dando lugar a la ansiedad, las fobias, la depresión o los problemas para relacionarte.